Diagnóstico de SIBO
El SIBO hace referencia al sobrecrecimiento anormal de bacterias en el intestino delgado y no en el intestino grueso, donde debería ser.
Según los términos en inglés, estas siglas hacen referencia a Small Intestine Bacterial Overgrowth (sobrecrecimiento de bacterias en el intestino delgado).
Síntomas de SIBO
La sintomatología de pacientes con SIBO es muy diversa y pueden originarse por:
- Producción de gas: gases, distensión abdominal, diarrea o estreñimiento, eructos, acidez…
- Malabsorción: intolerancias (gluten, lactosa, sorbitol, histamina…), déficit de nutrientes (vitaminas A, D, E B12, hierro…), astenia, pérdida de peso…
Aparte de estos síntomas pueden desarrollarse a largo plazo permeabilidad intestinal, inflamación sistémica, riesgo de enfermedades autoinmunes (colitis ulcerosa, celiaquía, Crohn…).
Si tengo alguno de estos síntomas, ¿tengo SIBO?
No, estos síntomas son comunes en otras patologías como intolerancia a la lactosa o al gluten, estreñimiento crónico, síndrome de intestino irritable… por lo que pueden confundirse las patologías.
Pruebas para detectar el SIBO
El diagnóstico de SIBO se realiza con un test no invasivo de hidrógeno y metano en el aire espirado. Los pacientes consumen glucosa o lactulosa, y los niveles de gas producidos por las bacterias se miden durante 2 o 3 horas. Estos tests permiten detectar la proliferación bacteriana en diferentes áreas del intestino delgado, pero cada uno tiene ventajas y limitaciones según la zona afectada. Un médico digestivo especializado debe interpretar los resultados para un diagnóstico adecuado.
¿Cómo se hace el test?
El test debe hacerse en un lugar donde se dispongas de los materiales e instalaciones necesarias como un hospital un laboratorio o una consulta médica.
El test dura unas 3 horas y se realiza tras 12 horas de ayuno y una dieta preparatoria los 3 días anteriores.
La interpretación del test debe hacerlo, de nuevo, el médico digestivo especializado.
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Preguntas frecuentes
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¿Cómo se diagnostica el SIBO?
El diagnóstico del SIBO debe llevarse a cabo mediante un médico digestivo especializado que colabore con un laboratorio certificado.
Desgraciadamente no hay un test perfecto. El espirado yeyunal es una técnica de cultivo no viable en la clínica cotidiana. Existe un test no invasivo usado comúnmente para detectar la presencia de SIBO: el test de hidrógeno y metano en aire espirado.
Además de este, hay un test sanguíneo validado para diferencia SIBO de intoxicación alimentaria, conocido como SII post-infeccioso (mide los anticuerpos contra la toxina bacteriana Cytolethal Distending Toxin B y antivinculina).
El test de hidrógeno y metano mide el hidrógeno y metano producidos por bacterias en el intestino delgado que se ha difundido en la sangre y luego los pulmones para su espiración. Son gases producidos por bacterias, no humanos. El gas es medido durante 2 o 3 horas y comparado a la base. Los pacientes toman una solución de glucosa o lactulosa después de 1 o 2 días de dieta preparatoria.
Pueden ser usados 2 tipos de test:
- Con sustrato de lactulosa:Los humanos no pueden digerir o absorber la lactulosa. Sólo las bacterias tienen las enzimas adecuadas para hacerlo. Después de consumirlo, producen gas. Si hay proliferación, se verá reflejada en los niveles de hidrógeno o metano. La ventaja de este test es que puede diagnosticar proliferación en la parte distal del intestino delgado, que parece ser la más común.
La desventaja es que no puede diagnosticar SIBO tan bien como el test con Glucosa.
- Con sustrato de glucosa:Tanto los humanos como las bacterias absorben la Glucosa. Es absorbida en el primer metro del intestino delgado, por lo cual, si hay producción de Hidrógeno o Metano durante el test, refleja una proliferación en los primeros 60 cm del ID.
La ventaja de este test es que puede detectar con éxito el SIBO proximal. La desventaja es que no puede diagnosticar SIBO distal, que es más común.
¿Qué tipo de dieta debo seguir antes de realizar el test de hidrógeno y metano?
Dieta preparatoria para el test de hidrógeno y metano
Esta saca la mayoría de la comida que alimentaría a las bacterias, permitiendo una reacción clara a la solución.
Desde las 48 horas previas a la prueba debe seguirse una dieta preparatoria de la que se debe eliminar:
- Medicamentes y complementos no esenciales.
- Todo tipo de azúcar o edulcorante (revisa el etiquetado)
- Todos los alimentos que contengan fibra, azúcar y/o lactosa:
Verduras y frutas
Legumbres, frutos secos y semillas
Todos los cereales (excepto arroz blanco)
Condimentos, hierbas y especias (excepto sal y pimienta)
Los alimentos permitidos en esta dieta preparatoria son:
- Carne, pescado, marisco y huevo frescos.
- Caldos de carne o pescado sin cartílago ni zonas gelatinosas
- Jamón serrano, tiras de pollo asado, caña de lomo…
- Conservas de pescado o marisco en aceite de oliva o al natural
- Arroz blanco o tortitas de arroz no integrales
- Aceite
- Café negro ligero y/o té negro ligero (No consumir té verde ni té de hierbas)
- Agua
Desde las 12 horas previas a la prueba se debe mantener un ayuno total en el que solo se debe ingerir agua.
El día de la prueba, antes de esta, se realiza un enjuague con clorhexidina (Ej: oraldine o listerine). No se debe fumar ni realizar ejercicio físico vigoroso, al menos, 1 hora antes de la prueba.
Ejemplo de menú preparatorio de 2 días:
|
48 horas antes (día 1) |
24 horas antes (día 2) |
Desayuno |
2 lonchas de jamón serrano (sin azúcar añadido), 1 huevo revuelto, té |
Tortitas e arroz no integral con salmón ahumado (sin azúcar añadido) café solo |
Almuerzo |
Arroz blanco con merluza a la plancha, agua |
Filete de ternera a la plancha y arroz blanco, agua |
Cena |
Tortilla francesa y caldo de pollo, agua |
Revuelto de gambas y caldo de pollo, agua |
¿Cuál es el tratamiento con antibióticos para el SIBO y cómo se combina con la dieta?
Tratamiento con antibióticos
Una vez que el SIBO es diagnosticado se procede a la toma de fármacos antibióticos, recetados por el médico digestivo, con el objetivo de atacar la proliferación bacteriana.
Los principales antibióticos usados son Rifaximina, Neomicina y Metronidazol. Son no absorbibles, por lo que se quedan en el intestino teniendo una acción local y no causan efectos secundarios.
El uso de uno u otro antibiótico dependerá del tipo de SIBO diagnosticado (metano, hidrógeno o mixto).
Este tratamiento farmacológico debe ir acompañado de un tratamiento dietético-nutricional que, conocido como dieta baja en FODMAPs. Los estudios demuestran que el 94% de las personas que comienzan el tratamiento mejoran sus síntomas.
¿Cómo puede afectar el SIBO a mi salud general?
El SIBO puede provocar la malabsorción de nutrientes, lo que puede llevar a deficiencias importantes de vitaminas y minerales. Esto puede manifestarse en síntomas como fatiga, pérdida de peso, anemia e intolerancias alimenticias. Si no se trata, el SIBO puede derivar en problemas más serios, como inflamación sistémica o aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes.
¿Por qué es importante una dieta baja en FODMAPs para tratar el SIBO?
La dieta baja en FODMAPs es crucial en el tratamiento del SIBO porque limita los alimentos que fermentan en el intestino, reduciendo así los síntomas como gases, distensión abdominal y malabsorción. Esta dieta, combinada con el tratamiento médico adecuado, permite que el intestino recupere su equilibrio y se reduzca el sobrecrecimiento bacteriano.
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